Barranco de los Cernícalos

El Barranco de los Cernícalos es el límite administrativo y geográfico de los municipios de Telde y Valsequillo. Es el último reducto verde del sudeste grancanario. Gracias al discurrir del agua en superficie ha creado un ecosistema en cuasi perfecto equilibrio ecológico. A lo largo de sus 12 kms. de longitud, desde la Caldera de los Marteles hasta Tecén se pueden apreciar tres pisos diferentes de vegetación. El lugar está muy protegido por albergar en él la mejor representación existente en Gran Canaria y quizás del archipiélago de saos (Salix canariensis) que forman un auténtico bosque en galería.

Cómo llegar: Sábados/Domingos
9:00 h. Línea de Global nº 12 que va desde LPGC a Telde.
10:00 h. Coger la guagua que va a Lomo Magullo, empresa Telbus, cuya parada está en la calle Alférez José Ascanio de San Gregorio (Telde).
Desde la Estación de guaguas de Las Palmas de Gran Canaria (San Telmo).
Punto inicial: Lomo Magullo
Nivel: Alto
GLOBAL se reserva el derecho a modificar esta información.

Para visitar el barranco de los Cernícalos existen múltiples opciones. Este gran barranco, incluido en la Reserva Natural Especial de Los Marteles, ofrece al senderista muchas posibilidades para su disfrute y para el conocimiento de todo un ecosistema que puede sorprender.

La propuesta descrita aquí es la tradicional que parte del aparcamiento de coches en la zona de Los Arenales y se abre paso mediante una pista de tierra, hoy hormigonada hasta la misma entrada al cauce del barranco.

El senderista debe avanzar por el cauce hasta llegar a una pista de tierra en la izquierda, unos metros por encima del cauce. Es importante encontrar esta pista, después de haber recorrido unos cinco minutos el cauce porque sea mucho más cómodo el caminar.

Una vez en la pista de tierra asciende por ella, hasta encontrar la acequia que lleva agua. A partir de entonces el camino se vuelve más fácil y siempre siguiente el cauce del agua hasta llegar a la zona de Castillo, donde se encuentran los enormes alcornoques, pinos y encinas.

Hay que advertir que en los últimos años en el Barranco de Los Cernícalos ha habido numerosos accidentes con alguna muerte desgraciada por los resbalones y caídas en este abrupto paisaje.

Durante muchos años el movimiento ecologista ha reivindicado un trato especial para este barranco y, después de décadas de educación y concienciación, el barranco se encuentra en un estado de limpieza óptimo.

A partir de esta zona de árboles, altos y algunos troncos caídos en los suelos, es necesario seguir el sendero paralelo a una tubería metálica. El aumento de visitantes ha creado infinidad de caminos y veredas por lo que resulta complicado explicar uno concreto, sin embargo, se aconseja siempre seguir el cauce, o caminar lo más próximo a él hasta llegar a la zona conocida como la «playa» donde hay unas enormes pocetas para el baño y el descanso.

Azucenas presentes en el barranco

A partir de aquí el camino se bifurca, puede seguir la traza que traía, o sea por la izquierda aguas arriba, o bien cruzar el riachuelo y avanzar dejando a su izquierda el agua. Recomiendo seguir la primera opción.

Poco a poco va penetrando en la frondosidad del bosque y también su intuición le hará elegir el sendero más cómodo para usted. Es recomendable visitar el barranco con alguien experto. No obstante, no tiene que llegar necesariamente al final, donde está la cascada grande, lo que se llama el «cañón» porque se cierra completamente. En cualquier punto del barranco puede encontrar su espacio para el disfrute y el reposo, junto al riachuelo y a la sombra de los enormes sauces.

Qué descubrir:

La libertad del agua
La galería del Blanquizal y la de Los Guinderos son las dos que alimentan actualmente de agua al barranco de los Cernícalos, no obstante mucho antes, existieron unos manantiales en la misma localización.

La primera se sitúa en Cuevas Blancas, trasera del pago de Cazadores y aproximadamente en la cota de 1.100 metros de altitud. La segunda está separada de la primera unos cuatro kilómetros y se localiza en la zona del Portillo (La Breña).

Cuenta con una longitud de dos kilómetros para la del Blanquizal y mil ochocientos metros para la segunda; ambas no tienen un trazado recto y penetran en las profundidades de la tierra hasta localizar el acuífero basal y/o posiblemente algún acuífero colgado. Ambas galerías son propiedad de la Heredad de Aguas del Valle de los Nueve, institución histórica de la isla con más 500 años de existencia.

Desde 1501, esta entidad (que agrupa en la actualidad a más de 700 herederos) recoge las aguas de este barranco para su aprovechamiento agrícola, a partir de las escorrentías y manantiales diversos. No fue hasta el primer tercio del siglo XX cuando se labraron hasta siete galerías en el barranco, en busca de las aguas subterráneas, que hoy circulan por la superficie de este espacio natural

Ir al contenido