BE ECO, MY FRIEND

Todas las personas podemos contribuir a frenar el cambio climático. Desde el modo en que nos desplazamos, hasta la electricidad que utilizamos y los alimentos que comemos, podemos marcar la diferencia. Comienza con estas sencillas y cotidianas acciones para ayudar a afrontar la crisis climática.

Reduce, reutiliza, repara, recicla y reeduca

Los aparatos electrónicos, la ropa y otros artículos que compramos generan emisiones de carbono en cada eslabón de la cadena de producción, desde la extracción de las materias primas hasta la fabricación y el transporte de los productos al mercado. Para proteger nuestro clima, compra menos cosas, compra de segunda mano, repara lo que puedas y recicla.

Las 5 ‘R’ se han concebido para simplificar la lucha contra el cambio climático en estas acciones:

• Reduce: Consume menos, de manera más eficiente.

• Reutiliza: Aprovecha los mercados de segunda mano para dar otra oportunidad a aquello que ya no usas o hacerte con algo que necesitas y que otra persona no. Ahorrarás dinero y conseguirás reducir el consumo. Practica también el intercambio.

• Repara: Sin duda alguna, cuando reparamos o recuperamos para su uso un objeto, estamos alargando su vida útil y, por tanto, evitando el uso de energías contaminantes y materias primeras.

• Recicla: envases, residuos electrónicos, etc. ¿Sabes que puedes ahorrar más de 730 kilos de CO2 al año solo con reciclar la mitad de la basura que se genera en el hogar?

• Reeduca: Expresa tu opinión y consigue que otros se unan al cambio. Practica con el ejemplo con tus hijos e hijas. Es una de las formas más rápidas y eficaces de marcar la diferencia. Habla con tus vecinos/as, compañeros/as, amigos/as y familiares.

Ahorra energía y no desperdicies agua

Ahorra energía en casa

Gran parte de nuestra electricidad y calefacción funciona con carbón, petróleo y gas. Utiliza menos energía reduciendo el uso de la calefacción y el aire acondicionado, cambiando a bombillas LED y electrodomésticos de bajo consumo, lavando la ropa con agua fría o tendiendo la ropa mojada en lugar de utilizar la secadora.

Te proponemos algunas ideas que supondrán, además, un gran ahorro para tu bolsillo:

• Nunca dejes el televisor y el ordenador en stand-by. Un televisor que permanece encendido durante tres horas al día (la media que los europeos ven la tele) y en stand-by las 21 horas restantes consumirá un 40 por ciento de la energía total en el modo de espera.

• No dejes el cargador de tu móvil enchufado todo el tiempo –aunque no esté conectado al teléfono– porque seguirá consumiendo electricidad.

• Ajusta siempre el termostato, tanto para la calefacción como para el aire acondicionado.

Utiliza menos agua caliente

Hay que ser consciente que es necesaria una gran cantidad de energía para calentar agua. Por eso es importante, llevar a cabo determinadas acciones diarias que supondrán un freno al cambio climático y que te supondrán, además, un importante ahorro económico:

• Instala un regulador de caudal del agua en la ducha y evitarás la emisión de más de 100 kilos de dióxido de carbono al año.

• Lava con agua fría o tibia y ahorrarás 150 kilos de CO2.

• Si en vez de un baño te das una ducha, ahorras agua caliente y gastas 4 veces menos energía.

• Cierra el grifo mientras te lavas los dientes.

• Asegúrate de que tus grifos no gotean. El goteo de uno puede hacer perder en un mes el agua suficiente para llenar una bañera.

Consume producto local y producto de temporada

Elige productos ecológicos

Una dieta baja en carbono supone consumir de manera más inteligente y luchar contra el cambio climático. Todo el dinero que gastamos en nuestro consumo, afecta al planeta. Tienes el poder de elegir los bienes y servicios que quieres apoyar. Para reducir tú impacto ambiental:

• compra alimentos locales: lee el etiquetado y consume aquellos que tengan un origen cercano, evitando las importaciones que suponen emisiones extra por el transporte.

• compra alimentos de temporada: consume también productos de temporada, para evitar otros modos de producción menos sostenibles.

• Intenta consumir más productos bio, ya que en su producción se usan menos pesticidas y otros químicos.

• elige productos de empresas que utilicen los recursos de forma responsable y se comprometan a reducir sus emisiones de gases y residuos.

Come más verduras

Comer más verduras, hortalizas, frutas, cereales integrales, legumbres, frutos secos y semillas, y menos carne y productos lácteos –la ganadería es uno de los mayores contaminantes de la atmósfera–, puede reducir considerablemente el tu impacto medioambiental. La producción de alimentos de origen vegetal suele generar menos emisiones de gases de efecto invernadero y requiere menos energía, tierra y agua.

Tira menos comida

Cuando tiras comida, también desperdicias los recursos y la energía que se utilizaron para cultivarla, producirla, envasarla y transportarla. Y cuando los alimentos se pudren en un vertedero, producen metano, un potente gas de efecto invernadero. Así pues, utiliza lo que compres y convierte en abono los restos.

Planta más árboles y apoya energías renovables

Planta más árboles

En la lucha contra el cambio climático es imprescindible buscar la protección de la masa forestal:

• Planta un árbol. Cada árbol puede absorber hasta una tonelada de CO2, y así estarás contribuyendo a luchar contra el cambio climático.

• Evita realizar prácticas que puedan suponer un riesgo de incendio como hacer una barbacoa en un espacio natural.

• Si tienes que comprar madera, apuesta por aquella con certificación o sello que asegure su origen sostenible.

Apoya las energías renovables

Pregunta a tu compañía eléctrica si la energía de tu hogar procede del petróleo, carbón o gas. Si es posible, comprueba si puedes cambiar a fuentes renovables, como la eólica, la hidráulica o la solar. O bien instala paneles solares en tu tejado para generar la energía de tu vivienda.

Camina, usa la bici y muévete en guagua

Desplázate a pie, en bicicleta o en transporte público 

Si quieres formar parte activa de la lucha contra el cambio climático, usa menos el coche privado. Las carreteras del mundo están saturadas de vehículos, la mayoría de los cuales usan diésel o gasolina. Caminar o ir en bicicleta, en lugar de conducir, reduce las emisiones de gases de efecto invernadero y supone un beneficio para la salud y la forma física. Para distancias más largas, considera viajar en guagua.

Coche? No, gracias.

Si tienes que utilizar el coche recuerda que cada kilómetro que aumentas la velocidad aumenta considerablemente el CO2 y el gasto. Cada litro de combustible que consume el coche supone unos 2,5 kilos de CO2 emitidos a la atmósfera. Y comparte el coche siempre que sea posible.

Considera tus desplazamientos

Los aviones usan grandes cantidades de combustibles fósiles, y producen importantes emisiones de gases de efecto invernadero. Esto hace que volar menos sea una de las formas más rápidas de reducir el impacto medioambiental. Cuando sea posible, reúnete virtualmente, desplázate en tren o no hagas un viaje de larga distancia si no es necesario.

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