
En esta primera aproximación a Bandama proponemos realizar una ruta diferente. Se trata de caminar por el BORDE DE LA CALDERA. Es una apasionante ruta que bordea completamente la cresta de la Caldera de Bandama, un territorio volcánico que se mezcla con una vegetación que sobrevive al azote constante del viento, todo ello acompañado de la fresca brisa y de unos paisajes de privilegio.
El camino, sorprendentemente, está bien pisado, si bien justo después del hotel, y debido a la erosión, existe algún punto delicado que hace resbaladizo el sendero.
Punto final: El mismo
Recorrido: 3,4 km
Duración: 1:10 h.
Nivel: Medio.
Existen determinados puntos del borde de la Caldera donde el caminante puede sentir vértigo. A ello se añade que el recorrido se realiza sobre sustrato de picón, en algunos puntos muy resbaladizos.
Desniveles: 450 – 488 – 443 – 475 – 450
Observaciones: Se puede acceder en transporte público (línea de Global n.º 311).
Parada de taxis de El Monte, tfno.: 928-35-01-63.
Parada de taxis del Casco, tfno.: 928-64-01-76.
Esta ruta se adentra en un Espacio Natural Protegido con normas estrictas de protección. No puede salirse de los caminos.
GLOBAL se reserva el derecho a modificar esta información.
Iniciamos nuestra caminata junto a la marquesina de la parada de guaguas, a una altitud de 450 metros. Existe un cartel en las inmediaciones que señala la entrada a la Caldera de Bandama. Andamos unos pocos metros en esa dirección y dejamos a nuestra derecha la pequeña ermita del caserío. En pocos segundos llegamos a una puerta metálica que a modo de cancela de forja protege el camino de bajada. Avanzamos cruzando la puerta e inmediatamente nos encontramos, a nuestra derecha, una entrada a un mirador construido con piedra volcánica donde se halla un panel informativo que explica la evolución del volcán. Es el denominado Mirador de Los Cuartos.
En el extremo del citado mirador, existe un árbol viejo ─un algarrobero─ con una señal blanca que dice “zona de seguridad – prohibido cazar”. Pasamos por debajo del árbol y el sendero, bien pisado, sigue la línea de postes de cableado eléctrico en dirección a unos cipreses. Dejamos una cancha de tenis abandonada a la derecha y continuamos avanzando, ganando un poco de altura, para llegar a una pista de tierra que nos permite acceder a la trasera del hotel del campo de golf. Hemos tardado en alcanzar este punto, aproximadamente, unos 14 minutos.
A continuación mantenemos el rumbo que traemos, girando un poco a la izquierda para comenzar el descenso. Tenemos la Caldera de Bandama a la izquierda y una segunda construcción del campo de golf a la derecha. Seguimos avanzando y empezamos a bajar por una vereda paralela a una tubería de agua. Esta bajada se realiza dando vista al barranquillo de Las Pilas, que desciende por nuestra derecha.

Una vez que hayamos llegado al final de la bajada es un buen momento para mirar a nuestro alrededor. A nuestra izquierda podremos contemplar las enormes paredes rocosas que sobresalen de la Caldera; por la derecha, el barranquillo mencionado; y al fondo ya aparece el Barranco de Las Goteras. Estamos en una cota de 388 metros de altitud, en el punto conocido como Degollada de la Cañada de La Mina. La vegetación que nos rodea está compuesta, principalmente, por cornicales, romero marino, vinagreras, tajinastes, tabaibas, lavanda y veroles.

Ya en el mismo borde apiconado, el camino asciende en busca del Lomo de la Caldera, extremo meridional de esta. Aquí los retorcidos lentiscos decoran los laterales del camino. Es curioso cómo la sabia toponimia ha bautizado el lugar con el nombre de “Lomo del Lentisco”, en singular, porque existe uno que sobresale del resto, ya que sus raíces forman una especie de tentáculos que parecen querer adueñarse del camino. A la derecha y en el fondo del Barranco de Las Goteras se ven los estragos que una extracción minera provoca en el municipio de Telde.
Después de este punto, y tras una leve subida, el camino nos permite acceder a un paisaje diferente del municipio de Las Palmas de Gran Canaria: Marzagán y Jinámar. A continuación vuelve a perder altura para aproximarse a la Degollada de la Hoya de la Cucharilla, a 385 metros de altitud, rodeado de una vegetación compuesta por retama blanca y algún tarajal.
Posteriormente, el camino vuelve a subir y cambia de vertiente para llegar a donde existe una bifurcación. Por la derecha desciende una nueva vereda hacia El Tablero y Los Hoyos: es el punto conocido como Degollada de Don Benito. Nosotros seguimos subiendo hacia un muro de bloques derruidos que nos aproxima a la carretera de asfalto, la que sube al Pico de Bandama.
Una vez en la carretera caminamos, hacia la izquierda, unos 500 metros de bajada, para llegar al punto inicial de esta ruta.
Mapa de la Caldera de Bandama
Geología de las Islas Canarias
Para comprender la magnitud de este Volcán de Bandama, y en general el paisaje de las Islas Canarias, debemos hacer un poco de análisis previo de la construcción de estas islas volcánicas en medio del Océano Atlántico. Es por ello, que en estos primeros párrafos vamos a intentar explicar el origen volcánico de las Canarias, que viene a ser uno de los mejores estudiados del mundo, junto al de Hawaii.
El archipiélago se localiza en el interior de la denominada Placa Africana, más concretamente en su margen continental Atlántico. Esta placa de lento movimiento (menos de 1 cm/año a la altura de Canarias) se desplaza en sentido antihorario hacia el NE para chocar con la placa Euroasiática. Aunque el origen de las Islas Canarias ha sido objeto de un largo debate científico, con numerosas propuestas a lo largo de los dos últimos siglos, en la actualidad hay un gran consenso en la comunidad científica sobre el mismo.
En esta visión moderna, nuestro archipiélago surge por la acción de una anomalía térmica en el manto terrestre (conocida como punto caliente) que es capaz de fundir rocas a grandes profundidades (hasta 100 km), formando magmas que comenzarán su largo y prolongado viaje de ascenso hasta la superficie terrestre (en nuestro caso, los fondos marinos que rodean las islas, entre 2.000 a 4.000 m de profundidad). Los magmas que logran salir a la superficie (menos del 50% del volumen total) provocan manifestaciones volcánicas y, por extensión, la acumulación de sus materiales (lavas y piroclastos) en un área determinada de forma que con el pasar del tiempo (cientos de miles a millones de años) esa acumulación puede rebasar el nivel del mar y provocar el nacimiento de una nueva isla.
El Complejo volcánico de Bandama: la erupción más reciente de Gran Canaria
La Caldera y el Pico de Bandama constituyen por su volumen, dualidad morfológica, modalidad eruptiva y depósitos asociados, el conjunto volcánico más destacado del volcanismo reciente (los últimos 11.000 años, conocido como el Holoceno) de Gran Canaria.
El Pico de Bandama, con sus 275 m de altura hasta alcanzar la cota 575 m, constituye la mejor “atalaya” para la contemplación del paisaje del cuadrante NE de la isla. Posee morfología cónica, con base casi circular y un cráter abierto en herradura hacia el NO, lo que pone de manifiesto que su construcción se realizó bajo la influencia de los vientos alisios.
La Caldera de Bandama, por su parte, posee forma ligeramente elíptica con un diámetro máximo de 927 m y laderas con desniveles medios de 270 m. En las paredes de La Caldera se pueden apreciar materiales del sustrato anterior a su formación como son lavas fonolíticas (de más de 8 m.a. de edad). La disposición de estas capas del sustrato permite reconstruir como era el relieve previo al nacimiento de estos dos volcanes (Caldera y Pico), tratándose de una pequeña meseta cuyas laderas caerían hacia el Valle de los Hoyos, al N, y hacia el Barranco de las Goteras al S. Los materiales propiamente dichos de este conjunto volcánico se clasifican en 3 categorías: lavas, piroclastos de caída y oleadas piroclásticas.
Las lavas surgieron principalmente de la base del cráter del Pico de Bandama y fueron rápidamente canalizadas por el Valle de los Hoyos recorriendo más de 2,5 km. Presentan la típica morfología “aa” (malpaís) con superficie muy irregular y grandes bloques erráticos.
El cráter de simetría tan perfecto de la caldera de Bandama ha despertado la admiración y el asombro de todos los viajeros que, desde siglos pasados, lo han podido visitar. El mismo sendero por el que, en el XIX, bajaron Stone (que cita sus naranjos) o Edwardes (a beber vino), atrae aún a caminantes.“La primera sensación es de intensa sorpresa y admiración ante el hecho de que la Naturaleza pueda haber creado algo tan perfecto”, escribió la viajera inglesa Olivia Stone (1887), que bajó con un grupo de excursionistas a caballo. “Este es el cráter más perfecto de Canarias, una depresión cóncava de tierra y rocas de una uniformidad como sólo la naturaleza sabe crear”, describió otro viajero británico, Charles Edwardes (1888), que bajó animado por sus residentes para que bebiera un vino que le pareció fuerte.
Se calcula que sus violentas erupciones, y según las últimas publicaciones científicas se sitúan en torno al año 47 a. C. y el año 123 d. C.