
Las distancias se diluyen en el El Hierro. Cruzamos la isla de un extremo a otro en la Global en un abrir y cerrar de ojos. Un paisaje hipnotizador mantiene nuestra mirada pegada a los cristales de la guagua mientras escuchamos a nuestros compañeros contarnos sus experiencias.
Valverde se convierte en nuestro municipio de acogida, allí nos alojamos en la Residencia de Estudiantes. Nada más bajar nuestras mochilas de la guagua da la sensación de que volvemos a estar en casa. Con el paso de los días hemos asimilados las rutinas y lo único necesario es lo que cabe en la bodega de la Global y que somos capaces de desplegar en pocos minutos nada más descargar.
Descubrimos la isla día a día dejándonos cautivar por su costa escarpada, el azul intenso de un cielo que se mueve con velocidad, el pinar que colorea de verde el paisaje y el negro rojizo del volcán. Tacorón, Tamaduste, La Hoya del Morcillo, el barranco de Jinama, La Maceta o La restinga son sólo algunos de los lugares a los que nos lleva Juanmi, nuestro chofer de la Global, uno de los pioneros de Ruta Siete que nos acompaña edición tras edición y que esta vez toma el relevo de Edu, que logró emocionarnos a todos.
Durante la estancia en El Hierro los participantes se han aproximados a algunas problemáticas locales. Para ello colaboraron con In Corpore Sano realizando un sendero adaptado para personas con diversidad funcional con sillas joëlette.
Además tuvieron la oportunidad de compartirán con personas del Centro de Mayores de La Restinga una mañana cargada de historias y anécdotas. Realizaron también un acción en el Complejo Ambiental El Majano del Cabildo del Hierro.
Cuando ya teníamos todas nuestras pertenencias de vuelta en la Global pusimos rumbo a Gorona del Viento donde nos explicaron el funcionamiento de la Central Hidroeólica.
Con un nuevo destino en el horizonte nos despedidos desde el barco de una isla que nos ha visto avanzar como comunidad.












