
El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) es un grupo formado por dos mil científicos de todo el mundo e independiente de gobiernos o empresas que desde hace más de 25 años valora y publica investigaciones sobre el cambio climático y las posibles soluciones de mitigación y adaptación. Sus resultados reflejan, sin lugar a duda, la incidencia del hombre en el calentamiento global.
El modelo actual de transporte tiene costes para nuestra sociedad en el capítulo medioambiental como las emisiones de efecto invernadero que acrecientan el cambio climático y la liberación de contaminantes a la atmósfera. En este sentido, el uso del transporte privado es el que arroja el menor rendimiento con relación a los daños provocados. El transporte público es clave para luchar contra el cambio climático y lograr así el objetivo de disminuir para 2050 los niveles de emisiones de gases de efecto invernadero.

El transporte es vital para promover la conectividad, el comercio, el crecimiento económico y el empleo. La importancia del sector transporte en la Unión Europea no es nada desdeñable, ya que contribuye en torno al 5% al PIB y da empleo a más de 10 millones de personas en Europa. Tampoco lo es a nivel nacional, ya que además de representar alrededor del 8% del PIB y casi 2 millones de puestos de trabajo, actúa como efecto tractor sobre otras industrias y sectores.
Se precisa una transformación real de este sector para minimizar sus impactos en el medioambiente y en la salud de la población, para que favorezca el crecimiento económico, el bienestar, la seguridad y la inclusión social. Además, el cambio hacia un transporte sostenible podría suponer un ahorro de 70 billones de dólares para 2050, según el Banco Mundial.
El informe sobre el transporte sostenible sostiene que, cuando se aplican adecuadamente, las nuevas tecnologías emergentes resultan claves para resolver muchos de los retos urgentes; al acelerar las soluciones existentes, como los vehículos con emisiones de carbono bajas o nulas y los sistemas de transporte inteligentes, y al crear nuevas infraestructuras de combustible, energía y digitales que mitigan las consecuencias perjudiciales. Las innovaciones, impulsadas por las nuevas tecnologías, los cambios en las preferencias de los consumidores y la elaboración de políticas de apoyo, están cambiando el panorama del transporte.
Las medidas más urgentes y necesarias para reducir el impacto medioambiental del transporte son aumentar su eficiencia energética, reducir su actividad y, por supuesto, disminuir su dependencia de los combustibles fósiles.
Como no podía ser de otra manera, para que el transporte sea sostenible, debe promover los vehículos sin emisiones, ya sean eléctricos de batería o de pila de combustible de hidrógeno verde.
De hecho, el hidrógeno verde está llamado a ser el combustible del futuro. Este elemento se puede utilizar como fuente de energía en una pila de combustible que genera electricidad a través de reacciones químicas. Actualmente, ya hay vehículos de carretera que funcionan con esta tecnología, pero tiene que desarrollarse mucho más para que pueda convertirse en una pieza indispensable de la movilidad sostenible a nivel mundial.
Desde los vehículos eléctricos hasta las fuentes de energía con cero emisiones de carbono, las nuevas tecnologías emergentes, junto con cambios políticos innovadores, son fundamentales para combatir el cambio climático. Sin embargo, para que sean eficaces, se debe garantizar que las estrategias de transporte benefician a todos, incluidos los más pobres, según un nuevo informe de múltiples organismos de la ONU, publicado en vísperas de la Conferencia sobre Transporte Sostenible celebrada en Pekín en octubre de 2021.
«El potencial transformador del transporte sostenible sólo puede liberarse si las mejoras se traducen en la erradicación de la pobreza, en empleos decentes, en una mejor salud y educación, y en mayores oportunidades para las mujeres y las niñas. Los países tienen mucho que aprender los unos de los otros», dijo el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, durante esta conferencia.