
Tan sólo 30 minutos en barco. Ese era el tiempo que nos separaba de Lanzarote. Partimos desde Corralejo, en Fuerteventura, hacia nuestra nueva aventura en la islas de los volcanes. El trayecto en Global hasta nuestro alojamiento nos permitió cruzar la isla descubriendo sus volcanes y el intenso negro que domina su paisaje solo alterado por el blanca de las casas.
En Teguise, nuestro municipio de acogida, nos esperaba un Terrero de Lucha que se convirtió en nuestro hogar. Desde allí cada día partimos en la Global rumbo a un punto diferente de la isla. Arrecife y San Bartolomé fueron nuestros primeros destino allí realizamos acciones culturales y de fomento de las tradiciones canarias.

Sin duda uno de los momentos mágicos fue cuando nos enteramos de que íbamos a visitar La Graciosa. De camino a Órzala, sentados en nuestros asientos de la Global, todas las conversaciones giraban en torno a nuestras ganas por conocer la octava isla y las experiencias de quienes ya la había visitado. Allí colaboramos con el proyecto La Graciosa Sostenible de Lanzarote Reserva de la Biosfera que pretende la eliminación del uso de las bolsas de plástico y su sustitución por las típicas “talegas” o bolsas de tela.
Al día siguiente, las carreteras interiores de la isla, nos guiaron hasta el entorno de la Quesera, un espacio de importantes yacimientos arqueológicos, que se ve afectado por los vertidos que el viento arrastra desde el vertedero cercano. Allí en dos horas recogimos 160 kilos de plásticos junto a Agüita con el Plástico. Esto nos hace reflexionar sobre la necesidad de controlar el uso de este material.
El día antes de nuestra partida colaboramos en la campaña para el Control de la Contaminación por Colillas de Cigarros en Arrecife con la que se pretende concienciar a la sociedad de una de las problemáticas a nivel ambiental más presentes en la isla.
Al día siguiente despertamos con una misión: cargar todas nuestras pertenencias en la Global para ir destino a la isla de Tenerife.











