
Cambio de isla. Y con ello la sensación de que el nuevo rumbo depararía intensas emociones. Con nuestra Global a bordo del barco pusimos rumbo a Fuerteventura.
Nada más atracar recorrimos la isla de extremo a extremo desde Morrojable a Corralejo las impresionantes vistas desde la guagua nos dejaron sin palabras. Una vez descargadas todas nuestras pertenencias en Instituto de Corralejo, la nueva instalación ya se sentía como nuestro hogar.
Las dunas de Corralejo, Tindaya, la playa de Jarugo y Betancuria fueron sólo algunas de nuestras paradas. En las que pudimos colaborar con acciones positivas como: la limpieza de playa en la zona de Parqué Holandes, la adecuación de espacios ajardinados en Corralejo, dinamizaciones con niños y mayores y la cooperación en la Finca de Pepe en Betancuria.
Se podría decir que en esta isla hemos comprendido lo que es ser parte Ruta Siete. Prueba de ello es que nos hemos vuelto más veloces a la hora de hacer la comida y el resto de tareas diarias.
Si bien es cierto que no conocemos del todo cada uno de los ru7eros hemos establecido una conexión entre todos nosotros, una que nos demuestra que somos capaces de ayudar al que haga falta cuando sea necesario.
Se podría decir que en esta isla empezó el viaje de Ru7a, hemos terminado el entrenamiento y una vez nos hemos adaptado ha empezado el reto y hemos dado el primer paso en nuestra evolución durante el viaje.
Ahora recogemos ya nuestras mochilas, las cargamos en la bodega de la global y esperamos con deseo nuestro nuevo destino: Lanzarote.
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