Una playa escondida en La Aldea de San Nicolás

Itinerario de la ruta
Visita a la Playa de El Puerto desde El Charco y Lomo de Caserones

Introducción

La Aldea de San Nicolás está situada al poniente, en el oeste de Gran Canaria. Es el municipio más alejado de todo. Llegar a él, supone toda una aventura que dista 69 km desde la capital grancanaria. Antes de llegar allí, se invita a disfrutar del recorrido panorámico de los acantilados del Andén Verde, si se va por el norte; y de los paisajes montañosos, si se llega por el sur a través del municipio de Mogán.

Punto inicial: Aparcamiento junto al parque Rubén Díaz.
Recorrido: 6 km.
Duración: 2 h.
Nivel: Medio – baja
Punto final: El mismo.

 

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No cabe duda que esta ruta a pie, que se propone realizar, es de un nivel medio-bajo, con algunos pasos más exigentes. Es un recorrido pequeño porque queremos que disfrute del viaje y de la estancia en los alrededores del Parque “Rubén Díaz”, a la sombra de los tarahales (o tarajales) (Tamarix canariensis), de El Charco, y de los populosos restaurantes del frente costero.

La Playa de El Puerto es una pequeña cala de arena negra, escondida de la civilización urbana, que apenas se conoce a nivel insular. Es un recóndito lugar que tomó su nombre antes de la construcción del actual muelle de La Aldea. Nuestra playa fue el primer puerto natural hasta el año 1900.

Primer tramo a pie

Debe buscar un paso de peatones, situado delante del Restaurante Severo. Una empinada cuesta de asfalto (C/. Lomo del Carmen) nos permite ir ganando altura para aproximarnos al caserío residencial y Yacimiento Arqueológico de Los Caserones. Lo tiene a su derecha y merece una visita. Está protegido por una valla metálica al considerarse un Bien de Interés Cultural.

Al finalizar la calle de asfalto, la pista de tierra toma rumbo norte. Subiendo, leventemente, viendo la panorámica de la Playa de La Aldea y El Charco, a su izquierda.

Se camina cómodamente por este lugar y, en apenas 500 metros, llegará a una antigua explotación de extracción de piedra. Está en el primer borde del acantilado. El camino gira a la derecha y comienza el tramo sobre el barranco del Perchel. Nos encontraremos una primera bifurcación (pista que baja a la izquierda). Nosotros seguimos por la derecha. A continuación, una segunda bifurcación. En esta ocasión cogeremos a la izquierda. En el caso que quiera asomarse a la Degollada de Las Conchas y ver todo el Andén Verde (una visión diferente de los acantilados), debe subir a la derecha por un camino más deteriorado y pedregoso. Algunas aves costeras y marinas le darán la bienvenida. Este rincón vertical, con numerosas oquedades es una zona de refugio y nidificación de gaviotas y pardelas, etc.

Playa de El Puerto desde ElCharco y Lomo de Caserones

Nuestra ruta ahora va casi llaneando y saliendo del citado barranco para asomarse al siguiente barranquillo, de pequeña entidad, a la vez que disfruta del paisaje. Llegará en apenas 1,4 km al final de la pista, justamente en La Punta de La Aldea. Previamente habrá visto a su derecha una vieja construcción de piedra seca. Se trata del puesto de vigilancia que se instaló en la II Guerra Mundial. Unas viejas ruinas que han sorteado la incesante fuerza del viento. Tenga cuidado y evite caminar cerca del borde de los acantilados. Puede caerse.

Segundo tramo a pie

Después de disfrutar del privilegiado lugar, debemos volver. Puede regresar por el mismo itinerario. Sin embargo, le vamos a proponer algo más atrevido y aventurero. Justo en el final de la pista de tierra, a su izquierda según llegó, está nuestra siguiente referencia. Un camino baja, señalado con dos pequeños muros de piedra que flanquean la entrada.

Un viejo sendero, pedregoso, desciende –vertiginosamente- en busca de la misma Playa de El Puerto. Un kilómetro exacto hasta la arena; pero previamente, la senda sortea pequeñas barranqueras y serpentea los lomos polvorientos llenos de tabaibas dulces (Euphorbia balsamifera).

Playa de El Puerto

Tercer tramo a pie

Descansemos en la playa (hay solapones rocosos para sentarnos a la sombra), y a continuación, debemos salir, caminando por el fondo del barranco unos metros, aguas arriba, hasta encontrarnos a nuestra derecha, el final de una pista de tierra; que, ascendiéndola al ritmo que pueda, llegará a la pista principal por la que pasó al principio de la ruta. En este cruce girar a la derecha para acceder nuevamente a la antigua cantera de piedra.

Un kilómetro, aproximadamente, tiene este tercer tramo de nuestra propuesta, de los cuales 400 metros son de subida para salir del barranco.

Cuarto tramo a pie

Tan pronto como pase la cantera de piedra, debemos aproximarnos al cantil, para encontrar un camino de bajada que nos conduce al muelle pesquero. Es una senda de tierra y piedra, muy resbaladiza, pero abrevia todo el rodeo del camino de ida por la pista. También le ofrece la posibilidad de visitar el muelle, una pequeña playa de piedra, y atravesar un túnel (con la marea baja) para llegar al punto final de la ruta.

Qué descubrir

Ruinas militares

Ruinas militares
Se trata de un puesto de vigilancia de la II Guerra Mundial (1940-1942). En este punto se apostaban los militares con el temor de una invasión aliada.

La comunicación era desde aquí con el Puerto de Agaete y Montaña de La Atalaya mediante helióstatos (espejo que reflejan los rayos solares y el alfabeto morse).

Un amplio parque patrimonial

Un amplio parque patrimonial
La Aldea de San Nicolás constituye uno de los asentamientos humanos más antiguos de Gran Canaria, si nos atenemos a las fechas de carbono obtenidas en los estudios realizados hasta la fecha. También es el núcleo poblacional más aislado de Gran Canaria.

Sobre la zona que vamos a visitar, sepa que tiene varios elementos históricos, como por ejemplo: la zona arqueológica de Los Caserones, el Sitio Etnológico de El Charco de La Aldea, la antigua Destilería de Ron y la Ermita del Charco que, supuestamente, albergó la primitiva fundación dedicada al santo que da nombre a estas tierras. Estos bienes se disponen formando un continuo desde las faldas de la Montaña de Caserones hasta el extremo sur de la Playa de La Aldea.

El mundo aborigen de Los Caserones

El mundo aborigen de Los Caserones
Es uno de los enclaves arqueológicos más importantes de Gran Canaria y un ejemplo paradigmático de modelos de ocupación humana en la etapa prehispánica de la isla. Los investigadores que se acercaron al pasado de la isla durante el siglo XIX hablan de un enorme poblado formado por casas de superficie que, según destacó el antropólogo Grau Bassas constituía una verdadera ‘ciudad’ con un entramado protourbano: “Allí se reconoce la existencia de un pueblo muy numeroso: allí aparecen las construcciones que he venido llamando goros (en realidad casas), pero de mayor tamaño y en un número que yo estimo de 800 a 1.000”.

En Caserones también existen túmulos funerarios localizados en el llamado ‘Lomo de Caserones’. En los años 80 se realizó una excavación de uno de estos túmulos poniendo de manifiesto la ordenación jerárquica de las inhumaciones.

Las dataciones más antiguas obtenidas en el poblado de Los Caserones arrojan fechas en torno al 60 de la era cristiana, lo que supone la evidencia más antigua de actividad humana en la isla.

Mapa de la ruta

Mapa de la ruta Playa de El Puerto

Perfil de la ruta

Perfil de la ruta circular Playa de el Puerto

Leyenda

Leyenda
Playa de El Puerto